¿Cómo viven, qué piensan, con qué sueñan las niñas, los niños y los adolescentes con un familiar desaparecido?
La dura realidad de toda una generación que ha crecido como víctima directa de violencias en las calles y en sus propios hogares es lo que el libro Infancias amputadas, adolescencias en riesgo pone sobre la mesa, desmenuza y profundiza.
¿Se atiende a este segmento de la población que, distribuido en miles de hogares en Monterrey y en México, ha sido olvidado? ¿Quién lo hace y cómo? ¿De qué tamaño es el daño psicosocial que sufren?
El texto que coordinó la antropóloga Séverine Durin y que será presentado mañana en CIESAS Noreste, intenta responder estos y más cuestionamientos.
Se trata de una compilación de 10 investigaciones sociales que, desde diferentes perspectivas científicas, dimensionan los efectos que la violencia ha tenido en la niñez y en la adolescencia mexicanas a partir del 2006 por el enfrentamiento entre grupos criminales, la delincuencia y la militarización.
«La sociedad civil pagó por esta lucha armada que se llevó a cabo», señala Durin en entrevista.
«Es un saldo que tenemos, una deuda pendiente, porque esas niñas y niños que crecieron en esta época vieron sus vínculos familiares muy afectados».
En una muestra de la falta de interés oficial: no hay datos o registros de cuántos niños enfrentan esta ausencia.
Infancias amputadas… busca no sólo ver el problema desde el punto de vista del adulto, sino incluir las voces de estos niños.
«¿Querrán desaparecer ellos (los niños) también para ver a dónde se llevaron a estas personas? ¿Dónde estarán sus familiares? ¿En sueños? ¿En mundos de fantasmas? ¿Estarán trabajando? ¿Tendrán otra familia?», indica Durin en la introducción del libro.
«Son muchas las preguntas que la niñez afronta, las cuales se quedan sin respuestas, porque no hay disposición para escucharles, para dejar que hablen, para que investiguen con nosotros».
La obra cuestiona, principalmente, la respuesta del Estado.
«La evidente omisión del Estado ante la violencia armada que afecta las vidas de las niñas y los niños, ante la forma en que amputa sus vidas, que rompe sus trayectorias de vida, les cierra horizontes y posibilidades, es altamente preocupante.
«Incluso, es grave que no sea objeto de discusión en la institución».
En su lugar, continúa Durin, lo que se hace es cuestionar la moralidad de estas familias y su capacidad de criar a sus hijos, en vez de revisar hasta dónde las violencias cotidianas son el resultado de una concatenación de violencias, las cuales habría que mitigar.
Algunas de las investigaciones incluidas en el libro abordan la niñez institucionalizada, la desaparición forzada de niñas y mujeres adolescentes, la resiliencia, la niñez migrante y qué implica ser hijas de personas desaparecidas.
Entre los autores están, además de Durin, Raquel Ramos Rangel, Gabriela Sánchez López, Deisy Hernández Moreno, Karla Salazar Serna, Luis David Soriano Herrera, Jessika Marlene Juárez Rangel, Raúl A. González Pelayo y Tamara Segura Herrera.
El libro es una herramienta para sensibilizar sobre el problema, pero también para actuar, dijo Durin.
Con información de El Norte.
Autor: Daniel Santiago